lunes, 12 de noviembre de 2012

AY SÍ, AY SÍ...AHORA TODOS QUIEREN APRENDER CHINO

Hace veintiseis años que dejé aquel simil de templo shao lin. Hace veintiseis años que dejaron de raparme la mitra cada primer lunes de mes y que por ello en mi barrio nos llamaran a mí y a mi hermano "los erizos". Y hace veintiseis años que ya no tengo que cantar el himno del Perú, de la China, del colegio y rezar cada mañana un padre de nuestro y un ave maría y hace veintiseis años que no vamos en procesión a la grutita que teníamos con la Virgen a rezarle por el trece de mayo y los tres pastorcitos y no sé que más...y hace veintiseís años nuestros padres se quejaban porque nos daban muchas horas de lengua china y decían que eso no iba a servir para nada...entonces muchos nos preguntábamos ¿y qué joraca entonces hago estudiando en un colegio chino en Perú?

Digamos que yo entré de rebote por culpa de mi hermano mayor. Su colegio había sido cerrado y no había dónde meterlo, eran épocas jodidas para estudiar porque estábamos en pleno gobierno "milico" y nadie sabía que dirección tomaría nuestra educación entonces (caramba, que coincidencia con la actualidad), así mi padre, médico él, tenía un colega en el hospital donde trabajaba, el cual, al igual que él, tenía origen "chifero", entonces este amigo de mi viejo lo convenció para que mi hermano haga unas pruebas en el bendito colegio chino, sí ese que ustedes ven en Lima y parece una serie de pagodas, vamos de las que destruía ultrasiete con godzila en algunos capítulos de su serie de televisión (aunque la serie era japonesa, no confundir porque luego se asan, como cuando le dices a un argentino que es uruguayo o viceversa, o a mí por estos lares ibéricos que me confunden con un mexicano...¿acaso tengo acento del "chavo del ocho"?, pueda que en el "cole" usara unos zapatos ortopédicos parecidos pero no se pasen pues...), ahí lo llevaron al primogénito de mi familia, y luego de una serie de pruebas que felizmente no incluían conocimientos previos de artes marciales consiguió lugar en ese templo del sabor, perdón, del saber oriental...así que toda la culpa de la desgracia que paso a contarles es de él.

Pues bien al entrar no me tocó precisamente una sección de chinitos, si no de peruanitos, y los peruanitos tenemos una costumbre muy nuestra, que es la de meter chongo, hacer chanza chacota buscar el "monigote voyardín" a casi todo en la galaxia,  y eso es lo que ocurrió desde que me senté en aquella mesita de esa "pagodita" que era el "kinder" o "Infantil" de mi colegio con otros seres casi humanos como yo. Se armaba cada vacilón, que con el tiempo fue creciendo y creciendo y nos fuimos convirtiendo en algo así como "los imposibles" de aquel centro re-educativo por lo que no nos cayeron papeletas sanciones matrículas condicionales, y golpes, claro, golpes varios como los hay en el boxeo.. "por las puras" (como siempre nos defendíamos cuan vándalos de La Parada, siempre fuimos inocentes)...

Una de esas "por las puras" me ocurrió ya en la secundaria y el otro día "chateando" con el protagonista de la historia anterior pues me la hizo recordar, no sin antes sentir aún un ardor en la cara, una calentura facial, y no se qué me jode más ahora, si sacarme un cero cinco en idioma chino o el furibumdo y sorpresivo ataque del que fui víctima por parte de mi maestra (vamos que ese imaginario de la maestra a lo "Carrusel" olvídenselo aquí con esta señora) por una simple criollada, veamos si alguien me entiende...

Eso, recuerdo me llaman como a otros uno por uno y vamos recogiendo los exámenes que nos habían tomado, y el chino ya saben es complicadito, y más si no sabes para que te va a servir en el futuro y encima te la pasas de joda, lanzando avioncitos de papel, pelotas de papel, le quitas la carga a los lapiceros para hacer cerbatanas y lanzar bolitas con papel y saliva que se le quedaban pegadas al compañero o compañera lorna de turno, o te la pasabas jugando con un espejito en el pie para mirarle el calzón a la compañerita (sí sí ahora ya lo podemos confesar ¿no?) y en algunos casos cosas peores como ir supuestamente a pelar una mandarina al tacho de basura y mearnos en el tacho, que sí, que no es cuento chino, eso es verdad ¿no alumno Sanchez?, prender fuego al tacho también, garabatear tu carpeta con una guerra nuclear o reutilizar las cartulinas del periódico mural para dibujar un compadre colgado de un árbol y un perro comiéndole los pies...vamos luego se demostraría que artistas también habíamos en nuestro salón por favor...

Bueno así me acerco a recoger el bendito test de chino mandarín, ese dialécto era más tranca porque tenía adosadas unas letras al ladito que ya era para ahorcarse como el señor del dibujo que describí de manera escueta antes, al recoger el papel veo pues el cero cinco rojo y grandazo que además con el humor que se manejaba esta señora pues atravesaba practicamente el papel como para que se te quede grabado en la mente lo tarado que eras...

Así me regresaba a mi pupitre pensando en las burlas de mis compañeros al comparar sus notas con las mías (bueno tenía siempre el consuelo que habían más bestias que yo con cifras récords ¡en negativo! es decir, menos dos, menos cinco...¡y no les daba vergüenza!), también pensaba ya en la cara de mi padre pensando en mandarme al ejército, a la unidad blindada con la que siempre me tenía amenazado, y los ojos de mi madre apiadándose del hijo inútil que le había salido, no como el primero que iba camino de ingeniero, en fin, un drama insuperable que arrancó de mis labios un perfectamente audible: ¡puta madre!

Y me iba así hacia mi carpeta repitiendo cuan musulmán el Corán, puta madre puta madre puuuuuuuta madre, puuuuuuta maaaaadre...y creo que lo dije unas cincuenta o sesenta veces, cuando en eso, la profesora se había puesto detrás mío y me giró de un hombro y con los ojos como cuando juegan ping pong estos paisanos en las olimpiadas, me pregunta con los globos oculares fuera de sus "ranuras" en un español mascado, ya saben "oliental": oye, ¿TÚ QUE TANTO ALE-ALE-ALE, AH? y la palma de su mano se dirigió tan rápido a mi cachete izquierdo que no la vi venir, sólo sentí su "mate" de voleyball en toda mi adolescente carita el cual originó un silencio en la clase que duró, no sé si en mi mareo lo vi más largo, pero serían dos segundos aproximadamente hasta que todo el salón empezará a cagarse de risa de mi y encima sentarme con mi cinco apuñalado en mi exámen y los cinco dedos de furia de la china en mi cara por lisuriento soez mal hablado guarango o como quieran llamarme..., ahora que cada vez que pasó por una calle de Sevilla, y veo un avisito que reza "se dan clases de chino" me empieza a picar la cara y pienso, sí, hubiera estudiado un poquito más...¡ayayay!






















jueves, 8 de noviembre de 2012

¡AY QUE ME QUEMA EL ALCATRÁZ!



Yo descubrí los WC con limpiador de agua caliente o atemperados incorporados, como los que tiene en su "carceleta" nuestro mediático ex-presidente ahora metido a pintor, en un hotel de Málaga, en Marbella; sí, paraíso inmobiliario español en donde cayó hasta el ex de Isabel Pantoja, así es, la misma a la que Fujimori le arregló los "papers" en un plis plas para que adopte una niña peruana (cuando esos procedimientos durán creo que más de un año ¿alguien lo sabe?)...en aquel entonces salía con una franchute que se ganaba la vida en una empresa de decoración y como estábamos en las postrimerías del boom inmobiliario en España no me digan que le iba mal a la loca, y claro, este servidor aprovechaba y se daba unos lujos de muerte con ella, apúntandome de chambelán de la señorita. 
 
Así un día nos alojamos en un hotel de 4 estrellas mínimo, y a mí, como es nuestra costumbre, me entraron unas ganas de inaugurar el retrete porque me había comido una paella bravaza además que me la empujé con un par de tintitos de verano de esos de caja no más, bueno, la cosa es que al entrar y sentarme en el "trono" este tenía adosado un aparatito que parecía no sé alguna especie de máquina tipo las que ves en la nave de Star Trek, ahí donde el capitán se sienta y acciona algo y aparece al otro lado el orejas Spock y empiezan a hablar del clima galáctico...así después de soltar amarras, no encontraba "ph" por ningún lado, estiraba la mano para acá nada, estiraba la mano para allá y naranjas huando, así que empecé a manipular el aparatito de marras a ver si servía para llamar algún empleado del hotel, de pronto dándole a palo de ciego empezaron a brillar unas luces mismo impresora láser multifunción y salió un tubito, si señores, un tubito blanco y las luces parecían señalar donde darle, así que le di a un botón a la champa y del tubito salió un chorrito de agua delgadito pero fuerte ¡y además recontracaliente! ¡y directo a mi asterisco...así aprendí como funcionan esos putos "waters" aclimatados del joraca...aún me arde la rosa naútica de acordarme no más...

sábado, 3 de noviembre de 2012

HABLA BIEN "OE" 


Tato màs conocido como el "muerto" o "rambo" o "cucharita" o "plàtano" o "Guillermo Dàvila" entre otras chapas es mi amigo hace muchos años, desde el colegio, y es mi amigo màs que por yo ir a gorrrearle desayuno a su casa en Breña (o "San Bretaña" como èl le solìa llamar a uno de los distritos màs desarrollados de Lima...claro, desarrollado en billares, desarrollado en fulbito callejero, desarrollado en broncas, desarrollado en hueveo, vamos desarollado en lo que se tiene uno que desarollar...una facultad de la universidad de la calle dicen quienes han estudiado en ella, y Breña tiene doctorados y suerte a nuestro paìs de los mejores profesionales y hasta los exporta a otros paìses ...), pues es mi amigo por el sin fin de aventuras vividas desde pequeños y su original forma de ver y hacer la vida.

Andar con èl  por ahì era toda una experiencia que podìa ir desde la filosofìa, pasar por las artes y derivar hasta en las ciencias exactas...un filòlogo, es decir, un especialista en lenguaje estarìa impresionado de còmo una persona por ejemplo puede reducir cortar y resumir un pensamiento en palabras que para el vulgo serìan inintelegibles...por ejemplo "pate fallo bajo" ¿um? ¿eso que querìa decir? pues "còmprate un cigarro abajo"...en el colegio por ejemplo caminando, mejor dicho vagando, como solìamos hacer cual zombis en las horas de recreo, me dice: "oe, ¿babaño?", ¿què michi significa esa palabra?, pues sencillamente "oye, ¿vamos al baño?".

Y para esto todo lo que les cuento ocurre en la era pre-celulares,  cuando el lenguaje sin vocales y simbolitos como estos DX ò LOL (¿?) no estaban en el imaginario popular. Los celulares estaban sòlo en los dibujos de los Supersònicos o el Capitàn Futuro si acaso, pero "el muerto" ya era un precursor del lenguaje, y su show estelar fue un dìa que la gente del barrio nos ìbamos a una fiesta y al cruzar la avenida Tingo Marìa, Tato se adelanta y mira que venìa el autobùs y empieza a hacernos señales desde la pista de enfrente y a gesticular como un chimpancè del parque de las leyendas y en su protolengua nos dice a voz en cuello: ¡"sea sen ya ya, sea sen ya ya...!" y claro nosotros seguìamos cruzando tranquilamente hacia èl y al darle alcance le preguntamos: ¿què estabas gritando "muertorito"?, y medio asfixiado nos responde: "ahì llega el Chama el micro el autobùs la combi amigos crucen ràpido la pista que se nos pasa y llegamos tarde a la fiesta por favor..." ¡plop!

martes, 9 de octubre de 2012

YO PLAGIO



Aún tengo esos sueños recurrentes en donde nunca termino de pasar el examen de matemáticas para terminar 5to de secundaria en el cole…de no ser porque bajaron la mínima nota aprobatoria a 08, 26 años después yo seguiría dando ese maldito examen y no estaría donde estoy ahora…de bar tender en un bar en Sevilla vamos…
Tengo que agradecer al “plage” y a mi amigo César el haber concluido raspando el colegio. Es una suerte tener a ciertos elegidos en las ciencias numéricas como amigos, pero no sólo es casualidad sino también ubicarse bien en el salón de clase. Yo por supuesto estaba sentado detrás de Cesaritos y bueno a cambio de su examen de matemáticas para copiarme las respuestas yo le enseñaba lengua y literatura…bueno le enseñaba mi libro de lenguaje, el cual había transformado digamos en una especie de comic con “transformaciones” de Gabriel García Márquez en “heavy metal” o José Carlos Mariátegui en  “la chilindrina”.

El método era sencillo en aquella época habían justo cambiado el tipo de exámenes a estilo “cuadernillo” es decir tipo universidad, para irnos entrenando pensarían estos siete sabios de Grecia, pero lo único que hicieron fue joderme la existencia, con lo fácil que era “champear “ las respuestas entre las primeras letras del abecedario, y como decía mi amigo Fersa: la cien, siempre es la C…hagan la prueba si quieren, no falla postulantes. Bueno, volviendo al tema, la cosa no era difícil, cuatro preguntas a desarrollar, las primera era de trámite para que agarres confianza, la segunda te la complicaban bonito, y en la tercera  empezabas a dudar si tus respuestas de la uno y la dos eran correctas y la cuarta era algorítmicamente irresoluble. 

Entonces era cuando venía el cambio con mi compañerito de delante, yo le daba mi examen y él me daba el suyo. Fácil, ahora yo me ponía a hacerle garabatos y mi compadre me corregía mis cuatro respuestas, luego el profesor al finalizar el tiempo del match pedía que se entregaran de atrás para delante los exámenes y ahí hacíamos el “change” y aquí no pasó nada…ah, pero ustedes dijeron que idiota el julfito si se sacaba veinte o dieciocho ni su vieja le va a creer que pueda sacar esas notas, sobretodo alguien que de números sabe lo mismo que un simio de física cuántica; ja…pero eso ya estaba conversado César, él me resolvía el examen para que saque un doce o trece o si ya lo necesitaba un inocuo catorce que no levantaría las sospechas de nadie y conservaría mi digno puesto de alumno regularon. Otro detalle, Cesaritos y yo, éramos zurdos ambos, aunque la letra de César siga pareciéndose a la de un niño de siete años…todo un ingeniero…¡imagínense esas órdenes de compras y ventas y documentos firmados para que lo lean empresarios serios extranjeros, pero eso es otro cantar…

Aunque no siempre todo nos salió bien, años antes inexpertos aún en las artes de la piratería, nos ocurrió algo que hasta me da vergüenza escribirlo de lo tarado que fui entonces, pero como de eso se tratan ciertas julfideces de vencer  a mis fantasmas  que vienen a reírse de mí de cuando en vez,  pues la cuento. En aquellos días éramos ya el arquetipo del peruano, siempre todo para  última hora, llegaba el lunes y buscábamos al primero que encontráramos  para preguntarle si había hecho la tarea y todos iguales, ninguno tenía ni una línea siquiera…

Así que como locos a buscar a alguna de las mujeres del salón quienes eran más dedicaditas para eso, alguno, me dijeron por ahí, llegó a afanarse a la primer puesto de nuestra sección con el fin de tener siempre las tareas y asignaciones hechecitas y se sacaba buenas notas sin siquiera un callito en los dedos de escribir…pero nosotros no desarrollábamos aún esas habilidades lobeznas  y tenías que buscarte la vida como sea…pero esta vez no se trataba de una tarea de fin de semana si no de una asignación que llevaba meses atrás de solicitada por la profesora de lenguaje, la cual me tenía entre ojos y a la primera estaba dispuesta a que me pasara el resto de mi vida resolviendo percentiles ortográficos…

Aquel último fin de semana me recuerdo viendo mis transformers plácidamente cuando un susto me cortó la mejor parte cuando megatròn le metía bala a sus propios aliados y recordé que debía entregar el lunes la asignación de lenguaje, yo no tenía ninguna amiguita en primer puesto que me haga la tarea, pero sí un amigote que tenía a su primo que era primer puesto de la otra sección, la de los chinos sabios, y ellos ya habían entregado el trabajo. El plan no podía ser más perfecto, inmediatamente puse en marcha el plan “T 1000”  pues el enlace era un modelo T 1000 de los terminator,  de esos que cazan matan y luego preguntan, pero era mi “brother”,  íbamos al cine jugábamos al pinball juntos nos gustaban los pescaditos de colores en fin, patas de toda la vida, así que lo llamé, sabiendo de antemano que T 1000 era un vago igual que yo,  e iba a copiarse el trabajo de su primo quien por lazos familiares ancestrales no se lo iba a negar, la sangre llama hermano, y bueno a regañadientes convencí a terminator que me dejara copiar la asignación.

Quedamos en un parque, disfrazados ambos para que nadie nos reconozca, gafas oscuras, mandiles largos, aspecto temerario de tal manera que alejáramos a cualquier curioso de nuestra fechoría… la transacción se hizo debajo de una mesa en un chifa de la Av. Bolívar en Pueblo Libre (¿esto de los chifas y transacciones debajo de la mesa no les suena que años después alguien se lo plagiaría…? si es que te copian todo…), eso sí T 1000 me advirtió por mí vida que el documento no se lo enseñaría a nadie y hablando de lado me fui retirando y salí disparado del restaurante (no sé si yo pagué las inca kolas) al llegar a casa todo sería mas fácil y una vez ahí me dediqué mismo monje medieval a transcribir letra a  letra el trabajo, y listo, una copia perfecta, vamos, un calco que me dije: julfito, lo siguiente serán dólares…eres un maestro…sí maestro…lo que me esperaba era maestra vida…

Cuando llegué al colegio estaba contento, demasiado contento que desperté ciertas sospechas de la maestra, sin embargo me recibió el trabajo y me mandó a sentarme con la amenaza de que si no me quedaba quieto me echaría por enésima vez del aula, me senté muy orondo y nada, así pasó el día y soñaba ya con mi veinte para llevárselo a mis padres y ganarme una propina (bueno por lo menos un conjunto de monedas que mi viejo me ponía en una bolsita de marciano y me decía: toma hijo para que salgas con tus amiguitos y hasta les invites…pura monedita de céntimo no más me daba, pero algo es algo ¿no?)...

A los días de entregada las asignación la profesora entró presurosa nos hizo rezar el padre de nuestro y ave maría en versión fast foward y preguntó que joraca hacía el trabajo del primer puesto del otro salón metido en el trabajo del alumno Figueroa, o sea yo, y como había llegado a parar ahí, además que revisando trabajo por trabajo y letra por letra (chicos, esta loca lo hacía de verdad, así que hasta ahora digo fue la mejor maestra que tuve en toda mi era escolar y más allá) los trabajos de T1000, el mío y del alumno estrella eran igualitos, ¡plagio señores! 

En ese instante una mirada me atravesaba como el filo de una espada del T2 la espalda, soy un tarado, me dije,  en vez de separar los trabajos los dejé pegados y así los entregué…¡…imbbbbbbeeeeecil…! Y les juro que se me apareció “Melcochita” para decírmelo…

El primer puesto tuvo que cantar viendo su reputación e impecable libreta embarrada por tan desprestigiante incidente…sin embargo la profesora llegó a una salomónica conclusión, yo diría más de “Tres patines”que otra cosa; su conclusión fue que en realidad el primer puesto había sido de alguna manera inducido por nosotros y obligado a entregar su trabajo para no ser agredido por T 1000 y a su vez Terminator no podía el solito actuar por cuenta propia así que el autor intelectual  del plagio industrial tenía que ser este que escribe.

Aparte del cero redondo que me llevé a casa estuve una hora colgado de una pierna que sólo la cogía con una mano T1000 amenazándome con lanzarme dos pisos abajo por idiota…vamos que a Bryce le va a quedar chico cualquier pena que le toque…¡estamos contigo Alfredo!


miércoles, 22 de agosto de 2012

Una de bichos...


Desde enano me llamaron la atención los bichos. Era un placer solitario salir por las mañanas con mi bolsa transparente a buscarlos por los jardines y parques de Jesús María por  la calle Tizón y Bueno o si violaba la ley paterna de no cruzar la avenida Brasil buscarlos al parque de la “PIP” (la antigua Policía de Investigaciones para los que no estuvieron ahí) a la espalda de los antiguos laboratorios de la Bayer hoy creo recinto de la universidad  Garcilaso…

Sin embargo uno de mis mejores hallazgos sería en el cole…mientras algunos compañeritos le tiraban de todo a un mono que teníamos en una lagunita otros con bolsas de plástico iban a la caza furtiva de peces de colores de la misma laguna o de los acuarios que habían dispuestos por el recinto colegial para luego llevárselos a casa y someterlos a todo tipo de experimentos…yo no era así…yo buscaba en quinto grado de primaria insectos bichos raros para luego organizar en pomos previamente limpiados de mostaza o mayonesa peleas de abejas contra arañas moscardones contra avispas cucarachas vs. hormigas y avispones o un vale todo con mariposas incluidas…¡y mi madre creyendo que feliz que el niño de sus ojos su príncipe azul su rey su soberano iba a ser entomólogo…!
Eso hasta que dos hechos marcaron el fin de mi perfilada carrera como cría bichos…la primera fue un accidente en la casa de mi amigo Edgar…aquella tarde llegamos felices de la cacería de una veintena de avispas de todos los colores tamaños y formas : las clásicas amarillas y negras las culonas negras las azules brillantes y algunas abejas que según nosotros eran las esclavas a ser devoradas por las avispas y eso que aún no veíamos la “abeja maya” en Perú por entonces…así al llegar a su casa procedimos a la labor de pasar de las bolsas a los pomos los insectos pero en este procedimiento  vimos que estaban medio moribundas quizá les faltaba aire pensamos así que decidimos abrirle un poquito las tapas de los envases mientras buscábamos algo con que hacerles hueco para que tengan por donde respirar…cuando volvimos a la habitación que nos servía de laboratorio escuchamos sendos bizbirreos y al mirar vimos los pomos abiertos y los bichos sueltos zumbando amenazantes dirigiéndose a nosotros…lo primero que hicimos fue salir corriendo de la casa pero luego pensamos que si llegaba la madre de Edgar si los bichos no la acribillaban a pinchazos ella misma nos iba a aguijonear   nosotros con cualquier objeto que viera en la cocina…así que volvimos y entramos con unos palos y arremetimos contra las avispas y una a una fueron cayendo y  así salvamos la vida y la casa pero nos pegamos un buen susto…cuando llegó su madre nos vio pálidos y nos preguntó que nos pasaba y le dijimos que nada que habíamos corrido mucho jugando pelota y estábamos sedientos nos preparó una limonada pero en eso en la cocina se escuchó un zumbido fuerte ¡una avispa culo negro se iba a posar en la cabeza de la mamá de Edgar! La señora pegó un grito y salió espantada así que los hombres de la casa nos encargamos de acabar con la plaga y pasamos de villanos a héroes en una tarde y aparte de la limonada nos ganamos un postre una torta helada que hecha de las manos de la madre de mi amigo la verdad era un buen premio a nuestra fatigosa labor y por un tiempo decidimos dejar nuestros experimentos de entomología y hacer lo que mejor sabíamos…jugar con nuestros “lanza chapas” y cerbatanas para lanzar cartuchos de papel…
El segundo hecho ocurrió en mi casa aquella tarde antes en el cole estaba arrastrando mi maleta por el suelo luego de un día de castigo por hacer reír a mi amigo César con unos dibujitos que hacía en la parte de atrás de mi cuaderno de Educación Cívica…de unos cerditos “haciendo jamón” o un oso y una osa ustedes saben dibujos de contenido erótico de mi época…cuando de pronto casi en medio del patio al lado de las astas de las banderas veo un gran bicho negro no era un moscardón era más alargado no era una abeja reina porque era todo negro así que en mi curiosidad científica naciente  decidí darle caza…no tenía bolsas de plástico así que al verlo posarse en unas flores busqué en mi lonchera del hombre araña mi vaso donde mi madre me ponía el jugo de naranja me bebí el resto que quedaba y con él me lancé sobre aquella bestia y la pude atrapar rápidamente tape el vaso y me fui ligero a casa dando brincos contento por mi nueva adquisición…

En el camino pensaba donde lo iba a lucir recordé que tenía un pomo grande de esos de mermelada seleccionado para una ocasión especial al llegar a casa no estaban mis padres y mis hermanas jugueteaban con sus barbies en su habitación así que aproveché para cerrar la puerta del comedor despacio porque lo peor para un “entomólogo” es tener una hermana que le tenga  fobia a los bichos y mi hermana “la negrita” no puede ver ni una polilla ni a la cucarachita Martina de hecho hace poco dejó un departamento en una zona privilegiada de mi añorada Jesús María  porque según ella había una plaga de cucarachas y segurito que eran cuatro “cuquis” de esas pequeñitas que te miran con sus antenitas y son hasta beneficiosas para mantener tu casa libre de restillos de comida…así entonces procedí a pasar muy despacio al enorme insecto alado negro que rezumbaba fuerte aun en el vaso y de un golpe seco lo pasé al pomo pero ahí se me resbala el vaso y el animal se queda en la boca del pomo estira sus alas se das dos lamidas de cara y empieza a volar alrededor de mi comedor y se posa en una lámpara sobre la mesa en eso mientras intentaba  subido en una silla dar caza al díptero aparece mi hermana y le sale un grito de horror de película de los años sesenta…y justo llegan mis padres  y preguntan ¿qué pasa? mi hermana señala al bicho y a mí como los culpables…mi padre espantado me dice que cómo carajo se me ocurre traer un tábano a la casa que eso le pica a los caballos pero que a una persona de un picotón la puede mandar al hospital que estoy demente y que me encierre en mi cuarto sin embargo dejé la puerta entrejunta para ver cuál sería el destino de mi “mascota” veo a mi padre traer un “baygón” “anti insectos voladores y rastreros”  y lo gasea al bichito para luego verlo entre mis lágrimas como a la desesperada intenta evadir a su asesino y dar vueltas y vueltas alrededor del comedor hasta caer desfalleciente al lado de las cortinas de la ventana que daban a la calle y luego mi padre con una de sus chancletas sus “sayonaras” lo remató con un certero golpe al tábano y luego lo levanta con la otra chancleta y lo tira por la ventana a la calle sin medir si le caía en la cabeza a alguien que circulaba por debajo de nuestro departamento  en la bulliciosa avenida Brasil…mi camino a ser un gran estudioso de coleópteros dípteros u ortópteros había terminado debajo de una chancleta y pisoteado por cientos de transeúntes que circulaban aquella infausta tarde por la avenida…

Como corolario a todo esto puedo añadir que años después un accidente me haría recordar algo de ese espíritu cuando con mi amigo “el mono” César decidimos acabar con un nido de avispas que se habían apoderado de una de las esquinas por el lado externo de la ventana de su habitación ahí nacieron los exterminadores de plagas ya conocíamos el truco de hacer lanzallamas con jeringuillas rellenas de alcohol y así acabamos con su nido (seguro de aquí se copiaron para hacer la escena de Aliens 2 para matar los huevos de los monstruos…) nuestro trabajo sería arduo pues luego vinieron hormigueros y nidos de cucarachas y hueveras de arañas así que si alguno de ustedes necesite ayuda no dude en llamarnos gustosos acabamos con las plagas sus cortinas y puede que con usted también de paso…pero nuestro descubrimiento del fuego ya es para otro capítulo…piromanía…


martes, 31 de julio de 2012

La novia de Chuki



La novia de Chuki nació en Lima, sí, en la Huaca de Mateo Salado, un lugar santo, pero no para los peruanos y menos para los limeños de hoy, menos aún en mi época escolar cuando íbamos a “correr perros” a ese paraje desértico en medio de la ciudad, un lugar que desde mi colegio se veía morir al atardecer, como parecía sería su fin, como el de otras decenas de montículos que aún recuerdan a la Lima que se estaba yendo, pero nunca se iba del todo, siempre algo la trae a mi mente, y esta no podía ser la excepción. 
Sí, la novia de Chuki nació en Lima.

En la Huaca los niños buscábamos alacranes o provocábamos a los perros que habitaban el lugar, animales que parecían poseídos por espíritus malignos de una épocas pre-incas, todos rabiosos, defendiendo el lugar de nuestras incursiones, de noche no era visitado por nadie, quizá algún borracho extraviado o algunos fumones para imitar a sus antepasados poniéndose en enajenado trance, así los lugareños de una barriada cercana para meterle miedo a los curiosos dicen que algunos de esos pordioseros nunca se les volvía a ver, otros decían que se convertían en los perros rabiosos y los más creativos decían que en insectos ponzoñosos...


Pero aquella noche húmeda de griposo otoño limeño eran cuatro menudas figuras femeninas las que invadían el lugar y llevaban consigo una caja y dentro de ella una muñeca, habían hecho una fogata con maderas, retazos de telas y cartones y se colocaron una en cada punto cardinal, quien pensaría que estas niñas, que no pasaban de los diez años cada una, recordaban a cuatro brujas malignas cuando sus sombras producto de las llamas se ensanchaban en los bloques de piedra que las escondían de cualquier curioso.


La muñeca era muy bonita, de cabellos rubios oro ojos celestes como un cielo serrano de pómulos tenuez sonrosados y labios pequeños como el botón de una rosa, ataviada con un vestidito de rojo de encajes blancos y zapatos rosas como una niña salida de algún cuento de Christian Andersen. Horas antes, por la mañana, la muñeca fue la conversación en los pasillos del colegio: un niño con unas flores, una carta de su puño y letra y la caja que lo superaba en tamaño, había llegado al colegio para hacer un regalo para el cumpleaños de una profesora se creía...¡sobón! ¡sobón! Le gritaron por ahí, sin embargo, poco después se sabría la verdad...

¿Para quién era tamaño homenaje? ¿para quién la carta, la muñeca y las flores? Cuando tienes 9 años no sueles pensar mucho en estos menesteres, tu juegas bolitas, lanzas objetos al mono de la laguna, tiras latas, pateas chapas, o cazas alimañas, ¿pero muñecas? Eso es para “mujercitas” decíamos. De hecho recuerdo el club exclusivamente masculino que formamos por esos días, el club “anti-menudo”, algo así como lo que sería hoy “el club anti justin bieber” donde rechazábamos cualquier comportamiento de ese tipo donde cualquier amaneramiento era pagado con un “callejón oscuro” con regla en el culo incluida; entonces las reglas eran: cero grupos de chicos cantando para niñas, cero bailar con chicas, cero prestarle algo a las chicas, cero jugar con ellas y cero muñecas.

¿Quién era este atrevido infante que descaradamente había violado las sagradas leyes de nuestro club anti-menudo? Se trataba de Francisco, un niño algo diferente, un niño poco común, de padres divorciados, un abuelo loco metido a científico, medio chileno y que a veces aparecía en el colegio con chullo, poncho y poco más y no venía comiendo cancha y maíz como los niños serranos. Y tenía dos particularidades más: era fanático de Gene Simons de los Kiss y debajo de la camisa siempre llevaba siempre llevaba, la misma, camiseta de Superman.


Entonces llegó al salón, depositó la ofrenda floral en el pupitre de la primera alumna de la clase, la veinte en todo, la flacucheta ojiverde que siempre bailaba cuando tenía que responder alguna pregunta en clase, luego como un jefe de marketing coloca los jugos al lado de los frutos secos o el champú de spiderman al lado de la cosmética de mamá, estratégicamente el muchacho colocó la muñeca envuelta en fino papel de regalo y pegó a un lado de la caja la carta que la noche anterior había preparado y declamado en la soledad de su habitación y había rociado de perfume de floripondio para que cause el mayor impacto posible en la receptora de tamaña declataroria del más puro amor, ese que inocente que todos destilamos alguna vez y callamos por vergüenza y nuestro púber quijote se atrevió a demostrar en la plaza más peligrosa para este tipo de menesteres: nuestro salón de clases...

Lo que ocurrió luego fue melodramático, casi trágico, de no ser porque los profesores de educación física intercedieron ante la rotunda negativa de la flacuchenta de recibir el obsequio y la carta aún, es que ni se molestó en mirar nada, simplemente apartó de su asiento, como si se trataran de polvo los regalos y empezó a repasar la clase de la semana siguiente como si nada, ante la mirada atónita del resto de sus compañeras, hasta a una que se atrevió a increparle su actitud le respondió: si tanto te gustan ¿por qué no te los quedas tú?, y claro, la niña se los llevó muy contenta ella...

El corazón de un niño de diez años roto, apartado, despreciado, y la carta ahora era leída por todos, entre risas y empujones, y el niño a un lado con la cabeza metida entre las rodillas que de cuando en cuando asomaba para ver como sus flores eran descuartizadas y la muñeca apunto de ser subastadas por estos demonios a los que creía compañeros de clase...

Sin embargo en medio del vergel, los profesores de educación física le quitaron la muñeca, las flores que quedaban y la carta arrugada a la jauría y amenazaron a la desdeñosa que si no aceptaba los ya ahora objetos con su valor en caída libre sería severamente amonestada y podría perder por esos puntos menos el privilegiado primer lugar que ostentaba. Ante eso, no le quedó más remedio que claudicar su actitud y negociar, aceptaría uno de los regalos: la muñeca, el resto no, porque no está en edad de recibir ni flores ni cartitas de amor. Buena salida, punto para la chiquilla.

Pero claro ya todo estaba maquinado para el triste fin de la muñeca rubia. La flacuchenta piernas de alicate ya había comunicado en clave a sus más cercanas mercenarias a quienes pagaba con ayudas en las tareas y les dejaba copiar de sus exámenes el rito al que sería sometida la muñeca para que hombre alguno se le acerque (al menos en unos años, ya le darían su vuelto luego, pero esa es otra julfidés), así que velas y linternas en mano se fueron por la noche a la Huaca, a aquel otrora centro ceremonial de tiempos inmemoriables anteriores a los Incas, y entre las paredes de lo que quedaba de ese emporio pagano rociaron de alcohol medicinal a la muñequita de rizos dorados de zapatitos negros y roja vestimenta la cubrieron de papeles, cartones, telas y todo lo inflamable que habían conseguido de sus casas y con una cerilla encendida le prendieron fuego...terminada la ceremonia, se abrazaron y se fueron a la casa de la flacuchenta a una fiesta de pijamas que había preparado con golosinas a todo dar y revistas “Tú” para llenarse los ojos con el galán de turno, así entre risas se fueron desplazando sus sombras y el fuego se quedó ardiendo hasta consumirse y quedar la noche sola y el ruido de alguna rata husmeando los restos de la desgraciada muñeca rubia...


Es a partir de entonces que los vecinos aledaños a la Huaca de Mateo salado dicen que cada cierto tiempo algún pastrulo o fumón o mendigo que no tiene donde dormir aparece muerto y este aparece con restos de cabello rubio pegados al cuello y con signos de haber sido torturado y quemaduras por doquier...algunos ex delincuentes de la zona con aparentes signos de locura dicen haber visto caminar de noche a una niña muy pequeña de rizos con el vestido rojo en llamas y media cara chamuscada...¡ni al Spawn le pasó esto!

miércoles, 11 de julio de 2012

Chino!, Chino Chino Chino!

Ayer me crucé en Skype con mi pataza "el chino" César. Y me pidió, me imploró, me rogó que por favor publique su historia ya que estaba dispuesto a batir su récord de latear desde Pueblo Libre al Callao con un six pack de cervezas. 

La verdad el Chino es un hombre de récords, por ejemplo tiene el récord de subirse a una publicidad de citroen en plena Av. Bolivar (ahora hay un grifo ahí, así que ya fue la publicidad), en la misma avenida tiene el récord de basureros incendiados en lo que bautizamos como "la noche de las antorchas", el récord de veces que ha sido botado del salón de clases de nuestro colegio por cagarse de risa de los dibujos que hacía yo en mi libro de Lengua y Literatura (sí, ese que de portada tenía un Picasso de Don Quijote de la Mancha), récord de beber más rápido un vaso de cerveza, récord de prestarle aliento a su querido Deportivo Municipal (un loquito), récord de seguir escuchando el fútbol en una radio AM la cual envuelve en una bolsa negra para que nadie se dé cuenta, récord de usar una gorra sucia de CDM, récord de escuchar canciones de José José Camilo y el Último de la Fila en toda una noche record de nado en La Punta (sí, y me cuenta que a sus años aún pretende romper la marca de su ídolo "Carpayo" (sí ese que cruzó el Canal de la Mancha a lo Olaya) y otro sin número de participaciones en maratones, carreras, partidos de fútbol de Padres de Familia...en fín, un olimpito, ¡pa que vamos a decir más...!

Yo la verdad estoy orgulloso de haber sido su escudero en un sin número de hazañas (a mí me deben dar el record de hincha suyo) de haber combatido a su lado en un par de broncas (también tentó el récord de peleas callejeras) de ahí nació la "Bolognesi-Alfonso Ugarte" aún en diferencia numérica peleando hasta el final (no, en ese barracho de Pueblo libre no me fui corriendo, me fui a buscar ayuda...), recuerdo ese "tole tole" que fue en Lince donde un wachiturro le dijo no sé qué a su flaca de entonces y se asó el chino y empezamos a repartir pero a mi compadre "el muerto" le costó una mano rota, no por plata, si no por un fierrazo que le metió un pandillero de la zona...también tiene el récord de caballerito. Ah sí, porque él es el buen vecino, saca a pasear a su perro, saluda a todo el barrio, se sube al micro con su "Korreo" bajo el brazo, como buen hombre de derechas que es, sede el asiento a las damiselas, saluda al cobrador, al palanca, al vendedor de marcianos y al que dice que recién acaba de salir de "canadá" le da su luca pa que no arme chongo a esas horas de la mañana, porque ya se compró sus auriculares para su radio (¿y?, ¿tiene pilas?) y busca Radio Callao (que creo es la única que comenta los partidos del Muni) y así va directo a su oficina, es el primero en llegar por supuesto (y el último en irse), es el que enciende la luz de todas las oficinas, recibe al conserje y tiene listo todos los papeles para el jefe, por supuesto es siempre el empleado del mes, y en su escritorio tiene la foto de su querida esposa, y sus dos hijos, y el perro claro...

Ayer me dijo entonces que esperaba batir el récord de caminar solito desde su oficina en Miraflores, hasta el Primer Puerto ¿lo habrá logrado?, me dijo que ya tenía el six pack en la mano derecha y en la otra por supuesto la bolsa negra y en su interior la radio rojita AM, quizá porque se acordó de esa, esa por la que cada cierto tiempo, alguna vez en compañía de sus compadres, "León Viejo" y "El Gulitas" se daba con palo escuchando en su casa a Camilo o al Príncipe de la Canción o "dios de la lluvia apiádate de las bestias y de mí..." una y otra vez hasta que se quedaba dormidito con el vaso con cerveza en la mano, y su abnegada esposa, como antes era esa gran señora que es su madre (¡no sé cómo nos aguantaba esa santa mujer!), sin renegar limpiaba lo que dejábamos y luego encima nos daba bocaditos o un agüadito para reponer fuerzas y seguir chupando, acordándose de esa loca por la que una vez me hizo ir a preguntar a su instituto de inglés so pretexto de devolverle unos libros para averiguar su dirección, y luego fuimos a montar guardia para ver si andaba con otro, y me han dicho por ahí que ya la esta buscando otra vez en tuenti y en facebook, y ya le he dicho por skype...chino..., ¡YA NO!.

lunes, 2 de julio de 2012

I gato food...food to the angels...

Mi nombre en swahili es "nopongo", claro es que paraba misio, y a la hora de hacer la chancha para comprar chelas o comida yo me aplicaba la oferta de "si comen tres, julfito, no pone". Con decirles que un día iba a salir con mis amigos del colegio, caramba mi primera salida con la mancha, y cuando estaba cruzando la puerta de casa, me llama mi viejo con tono marcial: hijo, ya eres un hombre, y sé que te puedes cuidar solo en la calle, y que necesitas también dinero para manejar tus diversiones, así que toma hijo mio y vacílate con tus amiguitos...yo claro me estaba emocionando por aquel momento en que dejaba el nido para alzar mi propio vuelo, cuando mi padre saca una bolsita, de estas para los marcianos de fruta, donde había colocado en orden estricto varias moneditas, que al contarlas creo que sumaron una luca para el micro, y sólo de ida...pucha ese momento marcó mi vida para siempre, era el momento de dejar esa vida de mendigo y hacer algo...


Así pasaba mi vida de juventud entre estas estrecheces, y fui creciendo y llegaron los primeros campamentos en la playa...La Ensenada, Sarapampa, Gallardo...grandes recuerdos al sur de Lima, en cada uno nos preparábamos meticulosamente para esta sana diversión, Aldo llevaba sus heineken, Jack Daniels y comida para 40 dias , Tato su cassette  negro (que hasta ahora aún con la llegada de los mp...ipods y todas esas jaranas él lo sigue escuchando en su carro) y su hermano Toto unos tapers que le preparaba su abnegada madre, hermanas y empleada más el resto de equipaje, de ambos; mientras el sapito y  el Pedo, por ejemplo,  traían una  nunca quieta pelota y trago en galoneras, del cabezón no recuerdo porque siempre escondía lo que llevaba para no invitar...Chevo y Juan Enrique por otra parte si venían con nosotros llevaban lo suyo y dinero para comprar chelas  y tamales para desayunar todos los días en la ramadita de turno...¿y yo? bueno el menú era: una papa sin pelar hervida, una lata de atún y si acaso un plátano o un tomate más que me robaba de la cesta de la compra de "mamá julfita" de los sábados, lo que esperaba luego negociar con alguno de estos y me suelten algo para sobrevivir esos tres o cuatro días que duraban nuestras saturnalias en los campamentos playeros...

Uno de lo que más se enfadaba con mis miserias y conchudeces, era Aldo, pero aquel campamento en Gallardo sería diferente, lo tenía todo planeado desde que se iba a Wong a apertrecharse...espero el último día, en que ya desfalleciente yo por el calor, la sal marina y el consumo del alcohol de las galoneras del Sapo y el Pedo habían hecho mella en mi desgarbada figura, para provocarme, así estábamos reunidos alrededor de nuestra carpa, nuestra es un decir, porque yo siempre dormía afuera, ya parecía (si no lo era) la mascota del campamento, por eso cuando volvía a casa quitarme la arena era una tarea que podía duras días...aquella tarde sin embargo mientras todos comían y compartían sus víveres yo miré en mi alforja y quedaba un pan duro que lo traje desde Lima y luego nada, empecé a mirarlos a todos, pero todos bajaban la cabeza ensimismados en sus platillos, pero en eso Aldo entró en la carpa y sacó una lata, miró mi pan con soledad, y me dijo: oe gato flaco, toma, paté, para que lo untes en tu pan por lo menos...los ojos se me llenaron de lágrimas, gracias amigo, con el hambre que tenía me fui a un rincón para que nadie me vea comer, mucho roche, porque pensaba meterle todo el hocico a esa latita de paté tan fino, seguro será francés de verdacito me dije, porque Aldo no es de los que comé atún florida, por favor, atún como no sea de por acá de Barbate, de las costas gaditanas, ni lo mira...

Esperé a que todos acaben de comer y se vayan al mar, a jugar pelota o a la ramadita a seguir chupando o a dormir para empezar a darle al paté, lo abrí despacito, su delicada tapa, hacía sentir que era de calidad, y luego miraba extasiado como brillaba aquel manjar marrón oscuro que pronto entraría por mis fauces gatunas, así me peleé con el pan duro unos instantes para abrirlo en dos partes y luego ¡con el dedo no más! empecé a repartir generosamente el contenido de la lata, teniendo la precaución de guardar un poco para más tarde, hay que ahorrar guardar pan para mayo, en este caso paté...sí paté, bueno una vez servido ¡pa' dentro!, ¿um? ¿qué? no tenía sabor, carajo, estas marcas extranjeras, mucho refinamiento y después de sabor cero me dije, pero bueno le di una mordida más e igual, parecía carne machacada pero sin sal ni condimento alguno, ¿donde abrá dejado Tato la sal, es el único que siempre coma donde coma le tiene que echar mas sal a la comida, al fin, entre sus cosas, encontré un taper con sal, le apliqué un poco y me comí el resto del pan con ese paté sin gusto...

A ver, digo, ¿qué carajo de marca era este paté soso? y veo, y horror, será este...miro la etiqueta y  ¡tenía la cara de un gato pardo de esta marca whiskas!...pero como a caballo regalado...esa noche me comí el resto cuando volví a casa, ¡faltaba más!


P.D.- La semana siguiente en "Julfideces 3.0" : El Día que Aldo me cerró la puerta de su habitación en un viaje por Fiestas Patrias a Huaraz por ponerme su casaca de cuero de venado inglés para afanarme una turista y tuve que dormir en el pasillo de un hostal sin calefacción a dos grados de temperatura..."


domingo, 1 de julio de 2012

"Simbad, el marino"

El tío "simbad" era la cagada. Mis recuerdos de él no son tan agradables como sus historias de embotellamientos, digno "partner"  de don chapita (si si para los nuevos ese que...si si el mismo que "si no está pegado a la botella está tirado en el suelo") o de otros grandes egresados de la Universidad de las Ciencias Etílicas como son mi "compare" el sapito, grillo grande o yo mismo para que vamos a mentir, lo que pasa es que yo no me licencié porque por borracho no iba a clases...pero hablábamos del tío Simbad, del cual sólo un par de anécdotas lo muestran de cuerpo entero, vamos, julfideces, que por algo es pariente mío. 

Y no son recuerdos tan agradables como la vez que en su casa emborracharon a mi padre, yo era muy niño pero lo recuerdo bien, pues para llevarme al antiguo de casa de mi tío, primero, tuve que echarme a llorar para que me hicieran caso, y en segundo, detener un taxi, arrastrarlo con ayudas de los vecinos hasta él vehículo y luego con el taxista subirlo a casa como una pesada encomienda. Pero así y todo mi padre se llenaba la boca hablando de su tío Simbad y la verdad que en esos almuerzos domingueros en mi hogar nos encantaba a mí y a mis hermanos escuchar las hazañas del tío Simbad y yo ya soñaba con emularlo...mi madre claro, al oír ese nombre entraba en pánico telúrico...

Pero Simbad era un marinero curtido en las peores y vetustas cantinas limeñas, no siempre fue así contaba mi padre, de hecho en sus años mozos decía que era el guapo del barrio ahí por la calle Luna Pizarro del populoso distrito de La Victoria, así se había afanado a la tía de mi padre, una santa señora de esas que obnubilada por el deslumbrante carisma de ese caballerete de fina estampa que años más tarde tuvo que aguantarle las ocurrencias, por decir menos, del tío Simbad...

Así una noche esa santa señora despertó de pronto dando un sobresalto, por unos ruidos como de martillazos en una pared, al despertarse de súbito cayó en cuenta que los golpes provenían del salón de su casa, de estas antiguas moradas limeñas de quincha, la cual bastaba rascar un poquito con la mano para abrir un hueco, así que imagínense el ruido de una comba con un pico lo que le sorprendería a la pobre mujer...

Al no ver a su marido en la cama y pensando que otra vez andaba de jarana por ahí cogió una escoba, ya que ese barrio no se caracteriza precisamente por el respeto a la propiedad ajena,  fue acercándose con extremado sigilo y cuando llegó a la sala, vio desplazado el sofá central de la casa, el que está justo debajo del cuadro de la última cena con marco de pan de oro de madera de roble del parque de las leyendas y detrás del mueble ahí estaba el picapedrero, era precisamente el caballero de los bares, Simbad, haciendo un hueco en la pared con un martillo y cincel sin camiseta en pleno tuberculoso invierno limeño, cuando mi tía a punto de darle un escobazo reconoció a su marido pese al yeso y tierra que le cubría toda la cara y conteniendo el golpe que iba a soltar le dijo: ¡oye, demente, qué carajo crees que haces!???, a lo que él respondió: silencio..., el tesoro, estoy buscando el tesorooooo...!!!

Pero las aventuras de Simbad no quedan ahí. Otra madrugada mi tía escuchó de nuevo ruidos en la sala de su casa, tocó a la otra mitad de su cama y como muchas noches ni rastros de Simbad, preocupada que pudiera estar haciendo cualquier otro estropicio en algún rincón de la casa, esta vez cogió una correa para darle si lo volvía a ver picando alguna pared buscando el tesoro de Jack Espárrago o de Bob Esponja, y cuando llega a la sala, la escena era la siguiente: la alfombra de tigre de bengala había sido retirada, una toalla de publicidad de ron limón Bayamón estaba extendida en el suelo y tumbado en calzoncillos con lentes oscuros y un vaso con cerveza ya sin espuma en la mano derecha mientras el brazo izquierdo aguantaba su cabeza se encontraba tumbado el personaje con una sonrisa que brillaba en medio de la oscuridad del recinto...esta escena fue interrumpida cuando mi tía enciende la luz y echando rayos por los ojos y humo por los oídos  grita: ¡oye borracho!, ¡¡¡¿¿¿qué haces ahora????!!!, a lo que Mr. Simbad le responde: ah, mujer, cálmate, no ves que estoy tomando aquí el sol en Acapulco, ven, túmbate a mi lado y échame un poco de bronceador antes y disfruta de este riquísimo Malibú con jugo de piña que estoy bebiendo, ahhhhhh!!!!




viernes, 29 de junio de 2012

Una de terror: Carreteras mojadas, la leyenda de la mujer que tira dedo en la carretera de Ticlio, el comienzo...


El otro día mi pata "el muerto" me trajo a la mente unos pensamientos húmedos; tranquiiiilos señores de Pajatén, se trata de que una vez haciendo una de nuestras "turbocaravanas de la destrucción" hacia Huancayo en una de esas empresas de nombre fatídico tipo "Angelitos Negros", de esas que tienes que persignarte antes durante y después del viaje, y bueno ya de camino subiendo subiendo llegando a ese lugar llamado Ticlio, ya saben a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, pues como se nos ocurría  en toda turbocaravana que se precie de serla, se nos ocurría la exultante idea de meternos trago durante el paseo, para bajar los efectos del "soroche" o mal de altura decíamos, pues claro luego de un par de horas de marcha y marcha te dan ganas de miccionar, o sea de mear bravas...la nota fue que yo me dirigí al chofer, un hombre que con su volumén ocupaba todo el espacio que tenía para manejar y más, donde en una ventana a su lado rezaba claramente: no distraiga al chofer, con esas calcomanías donde sale una hembrita tipo la "Yayita" de Condorito...



La cuestión fue que con la vejiga a punto de estallarme le pedí por favor al conductor que parase a un lado de la carretera, me miró con unos ojos de perturbado por la noche y el trabajo y me respondió que no podía parar en medio de la nada, que yo estaba loco y que me aguante hasta llegar a algún grifo....¿un grifo? no hay grifos de aquí hasta collocochosumare!!! le dije, me miró otra vez y me volvió a decir que no se paraba ni por que le tire dedo la Tilsa, la Tula o cualquier otra "culisuelta" en ese lugar..., ah pues yo me meo acá, le repliqué... los ojos se le avivaron con dos llamaradas en las pupilas, pero al ver mi firmeza, motivada más por que estaba juntando las piernas para no orinarme en los pantalones que por valentía, giro bruscamente hacia la derecha a una zona pedregosa frenando en seco diciéndome que me bajara y que no tarde porque se iba sin mi...

Bajé corriendo, todo estaba más negro que la cabeza de Cococho Reyna pero conseguí llegar a las rocas y abrí angustiosamente mi bragueta saque mi pirula y empecé a "achicar la bomba", sabía que tenía pocos segundos y que estábamos a un frío bajo cero en el lugar, y como en el bus nos encontrábamos calientitos por el trago y la gente el choque de temperatura podía ser brutal, así sentía como el frío iba subiendo por mi cuerpo hasta llegarme a la mitad de las pelotillas y veía a mi pichulín como se iba encogiendo cada vez más hasta perderlo de vista, luego sentí una puntada cerca de la próstata y  que me iba quedando pegado a la tierra mientras pirula se estaba volviendo un adoquín...


Acción evasiva. Por el frío el cierre de los pantalones se había quedado pegado, que carajo me dije, me cago de frío, así que peleándome aún con el cierre y temiendo agarrarme un huevo y dando saltos seguí las luces del autobús y subí en cuasi estado de congelación y encima con las manos pegadas al cierre aún. Fue una sensación horrible les digo, el chofer se apresuró a cerrar la puerta y ya poco a poco y con un trago de" ron tu rubio sol que me das tu calor con verdad de amigo fiel..." pues ya recuperé mi temperatura corporal y dimos marcha para adelante...


Minutos después íbamos dormitando cuando escucho atrás que alguien saca una bolsa de plástico y un ruido como que la estaban llenando de gaseosa o algo así, pero el olor lo delataba, un olor a urea gatuna único, ¡el personaje se estaba meando en la bolsa aprovechando la oscuridad de la noche!, ¿qué haría ahora con la bolsa y su sulfuroso contenido? me pregunté, pues no contento con su íncívica hazaña, le hizo un nudo doble a la bolsa, abrió la ventana que estaba a su lado en el bus y lanzó la bolsa para atrás como si de un tiro con honda se tratara...ya  me estaba girando a sentarme en mi asiento cuando escuché a los lejos un frenazo, un golpe metálico y un destello lejano iluminó el desértico paisaje a lo que siguió una distante explosión, pero ya  encaminados a nuestro destino, avanzados en licor nos pusimos a jugar de manera desaprensiva alguna timba de esas que el que pierde se toma un trago de algún alcohol que portábamos y nos olvidamos del tema...


No sé pero desde entonces, ya unos 20 años de eso, cuentan los camioneros que transitan por la zona que a veces les tira dedo una mujer, ellos no se detienen a recogerla, porque temerosos dicen que los que lo han hecho aparecen inexplicablemente muertos a un lado de la carretera con una bolsa de plástico en la cabeza y un fuerte olor a pichi...





(*) Gracias a mi fiel escudero "el sapito" por la foto

martes, 17 de abril de 2012

¡Señor, aplaca tu ira!

La gente cree que esto de los temblores o terremotos es de ahora y que este es el último año que le queda al ser humano de existencia en la Tierra. Pero desde chicos nos han estado jodiendo con el tema, recuerdo en los años ochentas del siglo pasado ya se decía que el fin del mundo sería el año dos mil, que vendría el Papa negro y luego que el mar se iba a salir en Lima hasta el cerro San Cristobal y que el Callao iba  a desaparecer...

Efectivamente se han sucedido una serie de cataclismos de mayor o menor intensidad y repercusión, pero Lima sigue ahí igual de destartalada, algo más pituca en ciertas zonas pero por otras igual de cochambrosa que siempre. Sin embargo nadie como mi madre para pensar que cada vez que hay un remezón, por pequeño este sea, se van a abrir los siete sellos en el cielo o va a aparecer la bestia persiguiendo a una mujer embarazada y que las estrellas se van descolgar del firmamento...

Eso sí esta santa señora ha seguido al pie de la letra todas las indicaciones de Defensa Civil en estos casos, sobretodo en lo que se refiere a guardar alimentos, agua y otros víveres por si ocurriera algo que obligue a salir de sopetón de la casa, creo haber visto hasta un casco de minero con una linterna por si nos quedamos enterrados, y ella es de las primeras que obedece a los simulacros de sismo que se llevan a cabo en el barrio y la primera en dar indicaciones señalar círculos y lugares para resguardarse en caso de algún siniestro...

Sin embargo el resto de la familia somos más bien flojos y desganados a la hora de estos simulacros, mi padre se queda viendo su tele (y si son más de las nueve de la noche ya nadie lo mueve de la cama) y nosotros igual, si acaso salimos a la ventana a mirar como se mueven los demás y todo termina en una chachara general y rajar del vecino o vecina de turno...todo hasta que cierta vez estaba yo viendo la tele en la sala de nuestro antiguo hogar de la Av. Brasil, serían alrededor de las ocho de la noche cuando empezó un ligero ruido luego más fuerte y luego empezaron a escucharse gritos a lo lejos, perros aullando, alarmas de carros y yo claro recordando a mi padre que siempre me pide calma en estos casos empecé por ponerme las zapatillas, subirme los pantalones y salir pacienzudamente, pasar al patio y luego de ahí resguardarme bajo el dintel de la entrada a la cocina, cuando de atrás vino la tromba humana, mi madre, mismo jugador de rugby me dio un empujón brutal que me caí al suelo a la primera, o sea, que ni en un "pogo" con Leuzemia y Narcosis juntos, mi cabeza fue a dar con la esquina de una hornilla y luego al suelo de cara, sentí luego unos pasos acelerados en mi espalda y la voz de mi madre: ¡sal de acá muchacho de miércoles!

Cuando recuperé a medias el conocimiento con la vista aún nebulosa vi afuera de la casa en el pasillo del edificio a una señora arrodillada  como si estuviera en una mezquita orando y alcance a escuchar: ¡señor, aplaca tu ira...!, era mi mamá, para luego desvanecerme hasta que me arrastraron adentro para curarme el chichón que tenía en la sien...

Ahora si presto mucha atención a los llamados y anuncios de Defensa Civil y hasta zonas por si se sale el mar o hay un ataque interplanetario, y todo esto porque nadie sabe ¡la madre que puede uno tener al lado!, ya los saben blogueros, madre sólo hay una...¡a dios gracias!






lunes, 9 de abril de 2012

¿Huachafo yo?

Mi viejo siempre ha sido un tipo muy particular para vestir. De hecho tenía su propio sastre, tenía que tenerlo claro está, a mi hermano y a mí nos llevaba de chicos a otro de estos maestros que ya pocos deben quedar por Lima. Este se ubicaba en Jr. Leticia, allá por esas épocas pasear por esa zona del Parque Universitario era toda una aventura la verdad. Estaban los que vendían revistitas, libritos de cuentos de crímenes, de vaqueros que mi "antiguo" compraba y leía con avidez, en la casa tenía una biblioteca caleta en una gran caja; luego pasábamos por los chamanes, los que vendían aceite de culebra para aumentar la potencia sexual, y en medio de todo ese loquerío de carros, música chicha de "Pintura Roja", cantinas con aserrín en el suelo y borrachos baboseantes y ambulantes y paradas de buses interprovinciales estaba el sastrecillo valiente...

Aquel tipo me llamaba siempre la atención, parecía sacado de alguna película antigua en blanco y negro, su local igual, todos los trajes pasados de moda, afiches verdosos de pasados de "polystel", olor a tela vieja y un espejo donde me gustaba encerrarme para verme en varias dimensiones. Ah, pero él si iba bien al talle con un chaleco que parecía un repartidor de barajas de un casino, un bigote cano y poblado, ojos saltones y un peinado raro que le bailaba y siempre me hizo sospechar que era una peluca; así iba siempre, más un centímetro en el hombro y la tiza en la oreja izquierda para presuroso tomarnos las medidas para el nuevo uniforme de colegio, era el ritual de todos los comienzos de año escolar...

La verdad no sé para que carajo nos llevaba mi papá si siempre usábamos los mismos tipos de pantalones. Lo particular de estos eran que según su costumbre, uno primero se pone los zapatos y luego los pantalones, por lo que estos últimos debían tener la boca ancha para poder pasar el pie con los zapatos por ahí. Luego venía los más ridículo, los parches, sí, le ponía dos parches, uno en cada rodilla, para que si se rompían no comprar otros pantalones sino colocarle un parche y listo, tan elegantes como el primer día según él. No me vacilaron hasta la secundaria mis compañeros por llevar los benditos parches, eso sumado a que usaba zapatos ortopédicos, pues me etiquetaron como el "Chavo del Ocho".


Sin embargo las andanzas textiles de mi progenitor no quedan ahí, además de eso le encantaba comprarnos unas hebillas de esas doradas con una letra en medio, una gran V para mi hermano y una J para mí, aunque cierta vez se aventuró a comprarme un león que la verdad no me hubiera venido mal para mis épocas posteriores de heavy metal...

Otra vez se le ocurrió traer a casa unas calcomanías de esas que al plancharlas se te quedan pegadas en la camiseta, la verdad la idea no era mala, siempre y cuando no te ponga un águila real en el pecho con un arco iris que más parecías la parte de atrás de algún microbús o camión de frutas. O sea que vayan haciéndose la idea: camiseta blanca con un águila imperial en el pecho arco iris y estrellas más unos pantalones con boca ancha, de corduroy amarillos (marca sastrecillo del Jr. Leticia), una correa marrón con una gran hebilla (comprada al lado del ex-ministerio de educación) y la primera letra de tu nombre y un calzado ortopédico de lujo color negro muy acorde con todo el conjunto, vamos que directo a cibeles...

Mi padre es la muerte sin duda. Ya por último se le ocurrió hacer su versión de los blue jeans "stone wash", recuerdo el procedimiento: se compró una  tela de color según él azul, pero yo creo que sufría de alguna molestia visual puesto que cuando metió eso en la bañera con agua y lejía quedaron para ir a ver la procesión del señor de los milagros "mo-ra-di-tos", luego llevó la tela otra vez a aquel cienciólogo del buen vestir  de Jr. Leticia y eran unos pantalones violáceos con rayas, bueno un abstracto en toda regla, pero él "happy" con su diseño, y ya para rematarla se fue a Jr. Abancay o por ahí donde venden botas y se compró unas de "pico de pato" color también caramelo para que hagan juego, su guayabera celeste unos lentes de sol tipo abejorro y pensando que era algún ranger de texas aquella mañana al volver a casa se iba silbando cruzando la avenida Brasil  por Bolívar en dirección al Ymca e inscribirse para jugar sus clásicas "pichangas" vespertinas...

Y vamos a cerrar esta edición contándoles la vez que mi querida cabeza de ganado llegó a casa muy entusiasmado con un regalo para mí, era una camiseta, es para ti hijo, que moderna, para que la le luzcas delante de tus amiguitos, me decía casi babeando, el artículo tenía tres colores, negro arriba, rojo, y blanco abajo y la marca era "pioneer", sí, la de "el resto es silencio" y debajo llevaba un elástico, un elástico para que se asegure en la cintura y no la lleves colgando, me aseguraba, así nunca se te va a a deformar y te va a durar años de años, pensaba que la usaría años, la verdad que la usé dos minutos. Claro, no podía arruinarle su carita de felicidad al traérmela, y no podía acabar con años y años de ilusión vistiéndonos a sus anchas, pero ya era un adolescente y algo tenía que hacer, para colmo a la primera que me la puse y salí con ella, veo en un autobús al cobrador con la misma camiseta, toda desteñida y blanca en las axilas que volví corriendo a casa y la tiré en mi cama, mi madre que entendía la situación como cualquier madre, me sacó otra camiseta, me dijo que la lleve escondida y me cambie al salir, eso sí, me la ponía siempre a la hora de almorzar los domingos, fingiendo cara de felicidad resaltando la particularidad del elástico que llevaba abajo y que jugaría pelota con ella...¿pelota? se escuchó un sonido gutural en la mesa, ¡yo no te he comprado esa camiseta para que juegues pelota y la destruyas cara de bolsa!, es para que vayas a tus fiestas, para que te afanes a alguna chiquilla..., y todo esto lo decía mientras devoraba su pierna de pavo destruyendo los huesos del animal con sus potentes molares...ni caso, debía llevar la puta camiseta fashion a alguna fiesta, y miren que se me han perdido cosas, ¿por qué no se me pierde esta cagada en vez de las zapatillas all star de blogs abajo? recordé...así deduje que la única solución era que le ocurra algún tipo de accidente, la oportunidad vino ese mismo domingo, me envió por el pan y en el camino me fabriqué una pelea con uno del barrio que me quería robar el dinero del pan y en la pelea pues la camiseta pago pato, pero que el dinero y el pan estaban a salvo. Listo, premio a mi valentía:  a la semana siguiente me compró otra camiseta, pero esta vez, para mi felicidad era tan sólo azul y blanco, y sin elástico en la cintura.

Por eso si ven a un señor caminando por las calles de Pueblo Libre, con una camiseta roja de Bob Marley, unos shorts hasta las rodillas color rojo también, medias negras de pelotero desfasado y sayonaras, salúdenlo de mi parte, es mi querido viejo, así lo recordaré siempre, sin duda alguna ¡es único!




Aunque el otro día recibí una llamada y mi madre me decía si por casualidad en mi última visita a Lima no me había llevado unos calzoncillos marca "emperador" sin querer en mi maleta de viaje, pues me mire dentro de los pantalones que llevaba puesto y justo llevaba unos de esa marca color mostaza..., puede que con el tiempo mi padre haya mejorado sus gustos y no me haya percatado del detalle, o como dicen por ahí lo que se hereda no se hurta.