viernes, 29 de junio de 2012

Una de terror: Carreteras mojadas, la leyenda de la mujer que tira dedo en la carretera de Ticlio, el comienzo...


El otro día mi pata "el muerto" me trajo a la mente unos pensamientos húmedos; tranquiiiilos señores de Pajatén, se trata de que una vez haciendo una de nuestras "turbocaravanas de la destrucción" hacia Huancayo en una de esas empresas de nombre fatídico tipo "Angelitos Negros", de esas que tienes que persignarte antes durante y después del viaje, y bueno ya de camino subiendo subiendo llegando a ese lugar llamado Ticlio, ya saben a más de cuatro mil metros sobre el nivel del mar, pues como se nos ocurría  en toda turbocaravana que se precie de serla, se nos ocurría la exultante idea de meternos trago durante el paseo, para bajar los efectos del "soroche" o mal de altura decíamos, pues claro luego de un par de horas de marcha y marcha te dan ganas de miccionar, o sea de mear bravas...la nota fue que yo me dirigí al chofer, un hombre que con su volumén ocupaba todo el espacio que tenía para manejar y más, donde en una ventana a su lado rezaba claramente: no distraiga al chofer, con esas calcomanías donde sale una hembrita tipo la "Yayita" de Condorito...



La cuestión fue que con la vejiga a punto de estallarme le pedí por favor al conductor que parase a un lado de la carretera, me miró con unos ojos de perturbado por la noche y el trabajo y me respondió que no podía parar en medio de la nada, que yo estaba loco y que me aguante hasta llegar a algún grifo....¿un grifo? no hay grifos de aquí hasta collocochosumare!!! le dije, me miró otra vez y me volvió a decir que no se paraba ni por que le tire dedo la Tilsa, la Tula o cualquier otra "culisuelta" en ese lugar..., ah pues yo me meo acá, le repliqué... los ojos se le avivaron con dos llamaradas en las pupilas, pero al ver mi firmeza, motivada más por que estaba juntando las piernas para no orinarme en los pantalones que por valentía, giro bruscamente hacia la derecha a una zona pedregosa frenando en seco diciéndome que me bajara y que no tarde porque se iba sin mi...

Bajé corriendo, todo estaba más negro que la cabeza de Cococho Reyna pero conseguí llegar a las rocas y abrí angustiosamente mi bragueta saque mi pirula y empecé a "achicar la bomba", sabía que tenía pocos segundos y que estábamos a un frío bajo cero en el lugar, y como en el bus nos encontrábamos calientitos por el trago y la gente el choque de temperatura podía ser brutal, así sentía como el frío iba subiendo por mi cuerpo hasta llegarme a la mitad de las pelotillas y veía a mi pichulín como se iba encogiendo cada vez más hasta perderlo de vista, luego sentí una puntada cerca de la próstata y  que me iba quedando pegado a la tierra mientras pirula se estaba volviendo un adoquín...


Acción evasiva. Por el frío el cierre de los pantalones se había quedado pegado, que carajo me dije, me cago de frío, así que peleándome aún con el cierre y temiendo agarrarme un huevo y dando saltos seguí las luces del autobús y subí en cuasi estado de congelación y encima con las manos pegadas al cierre aún. Fue una sensación horrible les digo, el chofer se apresuró a cerrar la puerta y ya poco a poco y con un trago de" ron tu rubio sol que me das tu calor con verdad de amigo fiel..." pues ya recuperé mi temperatura corporal y dimos marcha para adelante...


Minutos después íbamos dormitando cuando escucho atrás que alguien saca una bolsa de plástico y un ruido como que la estaban llenando de gaseosa o algo así, pero el olor lo delataba, un olor a urea gatuna único, ¡el personaje se estaba meando en la bolsa aprovechando la oscuridad de la noche!, ¿qué haría ahora con la bolsa y su sulfuroso contenido? me pregunté, pues no contento con su íncívica hazaña, le hizo un nudo doble a la bolsa, abrió la ventana que estaba a su lado en el bus y lanzó la bolsa para atrás como si de un tiro con honda se tratara...ya  me estaba girando a sentarme en mi asiento cuando escuché a los lejos un frenazo, un golpe metálico y un destello lejano iluminó el desértico paisaje a lo que siguió una distante explosión, pero ya  encaminados a nuestro destino, avanzados en licor nos pusimos a jugar de manera desaprensiva alguna timba de esas que el que pierde se toma un trago de algún alcohol que portábamos y nos olvidamos del tema...


No sé pero desde entonces, ya unos 20 años de eso, cuentan los camioneros que transitan por la zona que a veces les tira dedo una mujer, ellos no se detienen a recogerla, porque temerosos dicen que los que lo han hecho aparecen inexplicablemente muertos a un lado de la carretera con una bolsa de plástico en la cabeza y un fuerte olor a pichi...





(*) Gracias a mi fiel escudero "el sapito" por la foto