lunes, 12 de noviembre de 2012

AY SÍ, AY SÍ...AHORA TODOS QUIEREN APRENDER CHINO

Hace veintiseis años que dejé aquel simil de templo shao lin. Hace veintiseis años que dejaron de raparme la mitra cada primer lunes de mes y que por ello en mi barrio nos llamaran a mí y a mi hermano "los erizos". Y hace veintiseis años que ya no tengo que cantar el himno del Perú, de la China, del colegio y rezar cada mañana un padre de nuestro y un ave maría y hace veintiseis años que no vamos en procesión a la grutita que teníamos con la Virgen a rezarle por el trece de mayo y los tres pastorcitos y no sé que más...y hace veintiseís años nuestros padres se quejaban porque nos daban muchas horas de lengua china y decían que eso no iba a servir para nada...entonces muchos nos preguntábamos ¿y qué joraca entonces hago estudiando en un colegio chino en Perú?

Digamos que yo entré de rebote por culpa de mi hermano mayor. Su colegio había sido cerrado y no había dónde meterlo, eran épocas jodidas para estudiar porque estábamos en pleno gobierno "milico" y nadie sabía que dirección tomaría nuestra educación entonces (caramba, que coincidencia con la actualidad), así mi padre, médico él, tenía un colega en el hospital donde trabajaba, el cual, al igual que él, tenía origen "chifero", entonces este amigo de mi viejo lo convenció para que mi hermano haga unas pruebas en el bendito colegio chino, sí ese que ustedes ven en Lima y parece una serie de pagodas, vamos de las que destruía ultrasiete con godzila en algunos capítulos de su serie de televisión (aunque la serie era japonesa, no confundir porque luego se asan, como cuando le dices a un argentino que es uruguayo o viceversa, o a mí por estos lares ibéricos que me confunden con un mexicano...¿acaso tengo acento del "chavo del ocho"?, pueda que en el "cole" usara unos zapatos ortopédicos parecidos pero no se pasen pues...), ahí lo llevaron al primogénito de mi familia, y luego de una serie de pruebas que felizmente no incluían conocimientos previos de artes marciales consiguió lugar en ese templo del sabor, perdón, del saber oriental...así que toda la culpa de la desgracia que paso a contarles es de él.

Pues bien al entrar no me tocó precisamente una sección de chinitos, si no de peruanitos, y los peruanitos tenemos una costumbre muy nuestra, que es la de meter chongo, hacer chanza chacota buscar el "monigote voyardín" a casi todo en la galaxia,  y eso es lo que ocurrió desde que me senté en aquella mesita de esa "pagodita" que era el "kinder" o "Infantil" de mi colegio con otros seres casi humanos como yo. Se armaba cada vacilón, que con el tiempo fue creciendo y creciendo y nos fuimos convirtiendo en algo así como "los imposibles" de aquel centro re-educativo por lo que no nos cayeron papeletas sanciones matrículas condicionales, y golpes, claro, golpes varios como los hay en el boxeo.. "por las puras" (como siempre nos defendíamos cuan vándalos de La Parada, siempre fuimos inocentes)...

Una de esas "por las puras" me ocurrió ya en la secundaria y el otro día "chateando" con el protagonista de la historia anterior pues me la hizo recordar, no sin antes sentir aún un ardor en la cara, una calentura facial, y no se qué me jode más ahora, si sacarme un cero cinco en idioma chino o el furibumdo y sorpresivo ataque del que fui víctima por parte de mi maestra (vamos que ese imaginario de la maestra a lo "Carrusel" olvídenselo aquí con esta señora) por una simple criollada, veamos si alguien me entiende...

Eso, recuerdo me llaman como a otros uno por uno y vamos recogiendo los exámenes que nos habían tomado, y el chino ya saben es complicadito, y más si no sabes para que te va a servir en el futuro y encima te la pasas de joda, lanzando avioncitos de papel, pelotas de papel, le quitas la carga a los lapiceros para hacer cerbatanas y lanzar bolitas con papel y saliva que se le quedaban pegadas al compañero o compañera lorna de turno, o te la pasabas jugando con un espejito en el pie para mirarle el calzón a la compañerita (sí sí ahora ya lo podemos confesar ¿no?) y en algunos casos cosas peores como ir supuestamente a pelar una mandarina al tacho de basura y mearnos en el tacho, que sí, que no es cuento chino, eso es verdad ¿no alumno Sanchez?, prender fuego al tacho también, garabatear tu carpeta con una guerra nuclear o reutilizar las cartulinas del periódico mural para dibujar un compadre colgado de un árbol y un perro comiéndole los pies...vamos luego se demostraría que artistas también habíamos en nuestro salón por favor...

Bueno así me acerco a recoger el bendito test de chino mandarín, ese dialécto era más tranca porque tenía adosadas unas letras al ladito que ya era para ahorcarse como el señor del dibujo que describí de manera escueta antes, al recoger el papel veo pues el cero cinco rojo y grandazo que además con el humor que se manejaba esta señora pues atravesaba practicamente el papel como para que se te quede grabado en la mente lo tarado que eras...

Así me regresaba a mi pupitre pensando en las burlas de mis compañeros al comparar sus notas con las mías (bueno tenía siempre el consuelo que habían más bestias que yo con cifras récords ¡en negativo! es decir, menos dos, menos cinco...¡y no les daba vergüenza!), también pensaba ya en la cara de mi padre pensando en mandarme al ejército, a la unidad blindada con la que siempre me tenía amenazado, y los ojos de mi madre apiadándose del hijo inútil que le había salido, no como el primero que iba camino de ingeniero, en fin, un drama insuperable que arrancó de mis labios un perfectamente audible: ¡puta madre!

Y me iba así hacia mi carpeta repitiendo cuan musulmán el Corán, puta madre puta madre puuuuuuuta madre, puuuuuuta maaaaadre...y creo que lo dije unas cincuenta o sesenta veces, cuando en eso, la profesora se había puesto detrás mío y me giró de un hombro y con los ojos como cuando juegan ping pong estos paisanos en las olimpiadas, me pregunta con los globos oculares fuera de sus "ranuras" en un español mascado, ya saben "oliental": oye, ¿TÚ QUE TANTO ALE-ALE-ALE, AH? y la palma de su mano se dirigió tan rápido a mi cachete izquierdo que no la vi venir, sólo sentí su "mate" de voleyball en toda mi adolescente carita el cual originó un silencio en la clase que duró, no sé si en mi mareo lo vi más largo, pero serían dos segundos aproximadamente hasta que todo el salón empezará a cagarse de risa de mi y encima sentarme con mi cinco apuñalado en mi exámen y los cinco dedos de furia de la china en mi cara por lisuriento soez mal hablado guarango o como quieran llamarme..., ahora que cada vez que pasó por una calle de Sevilla, y veo un avisito que reza "se dan clases de chino" me empieza a picar la cara y pienso, sí, hubiera estudiado un poquito más...¡ayayay!






















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