lunes, 2 de julio de 2012

I gato food...food to the angels...

Mi nombre en swahili es "nopongo", claro es que paraba misio, y a la hora de hacer la chancha para comprar chelas o comida yo me aplicaba la oferta de "si comen tres, julfito, no pone". Con decirles que un día iba a salir con mis amigos del colegio, caramba mi primera salida con la mancha, y cuando estaba cruzando la puerta de casa, me llama mi viejo con tono marcial: hijo, ya eres un hombre, y sé que te puedes cuidar solo en la calle, y que necesitas también dinero para manejar tus diversiones, así que toma hijo mio y vacílate con tus amiguitos...yo claro me estaba emocionando por aquel momento en que dejaba el nido para alzar mi propio vuelo, cuando mi padre saca una bolsita, de estas para los marcianos de fruta, donde había colocado en orden estricto varias moneditas, que al contarlas creo que sumaron una luca para el micro, y sólo de ida...pucha ese momento marcó mi vida para siempre, era el momento de dejar esa vida de mendigo y hacer algo...


Así pasaba mi vida de juventud entre estas estrecheces, y fui creciendo y llegaron los primeros campamentos en la playa...La Ensenada, Sarapampa, Gallardo...grandes recuerdos al sur de Lima, en cada uno nos preparábamos meticulosamente para esta sana diversión, Aldo llevaba sus heineken, Jack Daniels y comida para 40 dias , Tato su cassette  negro (que hasta ahora aún con la llegada de los mp...ipods y todas esas jaranas él lo sigue escuchando en su carro) y su hermano Toto unos tapers que le preparaba su abnegada madre, hermanas y empleada más el resto de equipaje, de ambos; mientras el sapito y  el Pedo, por ejemplo,  traían una  nunca quieta pelota y trago en galoneras, del cabezón no recuerdo porque siempre escondía lo que llevaba para no invitar...Chevo y Juan Enrique por otra parte si venían con nosotros llevaban lo suyo y dinero para comprar chelas  y tamales para desayunar todos los días en la ramadita de turno...¿y yo? bueno el menú era: una papa sin pelar hervida, una lata de atún y si acaso un plátano o un tomate más que me robaba de la cesta de la compra de "mamá julfita" de los sábados, lo que esperaba luego negociar con alguno de estos y me suelten algo para sobrevivir esos tres o cuatro días que duraban nuestras saturnalias en los campamentos playeros...

Uno de lo que más se enfadaba con mis miserias y conchudeces, era Aldo, pero aquel campamento en Gallardo sería diferente, lo tenía todo planeado desde que se iba a Wong a apertrecharse...espero el último día, en que ya desfalleciente yo por el calor, la sal marina y el consumo del alcohol de las galoneras del Sapo y el Pedo habían hecho mella en mi desgarbada figura, para provocarme, así estábamos reunidos alrededor de nuestra carpa, nuestra es un decir, porque yo siempre dormía afuera, ya parecía (si no lo era) la mascota del campamento, por eso cuando volvía a casa quitarme la arena era una tarea que podía duras días...aquella tarde sin embargo mientras todos comían y compartían sus víveres yo miré en mi alforja y quedaba un pan duro que lo traje desde Lima y luego nada, empecé a mirarlos a todos, pero todos bajaban la cabeza ensimismados en sus platillos, pero en eso Aldo entró en la carpa y sacó una lata, miró mi pan con soledad, y me dijo: oe gato flaco, toma, paté, para que lo untes en tu pan por lo menos...los ojos se me llenaron de lágrimas, gracias amigo, con el hambre que tenía me fui a un rincón para que nadie me vea comer, mucho roche, porque pensaba meterle todo el hocico a esa latita de paté tan fino, seguro será francés de verdacito me dije, porque Aldo no es de los que comé atún florida, por favor, atún como no sea de por acá de Barbate, de las costas gaditanas, ni lo mira...

Esperé a que todos acaben de comer y se vayan al mar, a jugar pelota o a la ramadita a seguir chupando o a dormir para empezar a darle al paté, lo abrí despacito, su delicada tapa, hacía sentir que era de calidad, y luego miraba extasiado como brillaba aquel manjar marrón oscuro que pronto entraría por mis fauces gatunas, así me peleé con el pan duro unos instantes para abrirlo en dos partes y luego ¡con el dedo no más! empecé a repartir generosamente el contenido de la lata, teniendo la precaución de guardar un poco para más tarde, hay que ahorrar guardar pan para mayo, en este caso paté...sí paté, bueno una vez servido ¡pa' dentro!, ¿um? ¿qué? no tenía sabor, carajo, estas marcas extranjeras, mucho refinamiento y después de sabor cero me dije, pero bueno le di una mordida más e igual, parecía carne machacada pero sin sal ni condimento alguno, ¿donde abrá dejado Tato la sal, es el único que siempre coma donde coma le tiene que echar mas sal a la comida, al fin, entre sus cosas, encontré un taper con sal, le apliqué un poco y me comí el resto del pan con ese paté sin gusto...

A ver, digo, ¿qué carajo de marca era este paté soso? y veo, y horror, será este...miro la etiqueta y  ¡tenía la cara de un gato pardo de esta marca whiskas!...pero como a caballo regalado...esa noche me comí el resto cuando volví a casa, ¡faltaba más!


P.D.- La semana siguiente en "Julfideces 3.0" : El Día que Aldo me cerró la puerta de su habitación en un viaje por Fiestas Patrias a Huaraz por ponerme su casaca de cuero de venado inglés para afanarme una turista y tuve que dormir en el pasillo de un hostal sin calefacción a dos grados de temperatura..."


3 comentarios:

Renzo dijo...

Jajaajajajajaja en serio tragaste Whiskas???

jair olortegui dijo...

Hahaha....pucha, tio, hay varias historias de Gallardo, nomas...

julfito dijo...

Sí, he tragado wiskas y arena como mierrrr...sí Jair, de Gallardo, Sarapampa, La Ensenada y las Albuferas...jajaja ese campamento satániko con el Ike, Ruslatánica, aldo "Pablito ruiz era"...y un par de hermanas que creo a una ahí tabas marcando tú no?